COLEGAS

lunes, 12 de marzo de 2012

Abances de juegos -Avance de Saints Row: The Third Me incomodan esas típicas discusiones sobre si los videojuegos pueden ser o no considerados como formas de arte. Las consideraciones estéticas, el mensaje subyacente y la innovación narrativa en el medio, por poner algunos ejemplos, son cosas que me preocupan de forma más bien relativa. Hay casos y casos, obviamente, pero por lo general creo que el fin último de un videojuego es el mero entretenimiento, y me molesta ver que últimamente muchos estudios pierden el tiempo intentando dotar a sus obras de una innecesaria trascendentalidad mientras pierden de vista lo más básico: que el juego debe ser, ante todo, divertido. Quizás por eso haya vuelto encantado de Los Angeles tras jugar a Saints Row: The Third durante unas cuantas horas. THQ va a apostar muy fuerte por él y se nota desde el primer momento que el equipo de desarrollo, Volition, ha decidido dejar de mirar de reojo a Grand Theft Auto para seguir su propio camino, uno definido por la exageración, la violencia y el humor más ácido. Uno donde, sin ningún tipo de rubor, se apunta al simple entretenimiento como pilar fundamental. La historia empieza (tras una introducción al más puro estilo Star Wars) con los Saints atracando un banco para mostrar en directo su modus operandi a un actor bastante chulito que protagonizará su adaptación a la gran pantalla. Las cosas, sin embargo, no acaban demasiado bien, y pronto te encuentras escapando de un avión lanzándote al vacío, asaltando edificios con misiles teledirigidos, robando coches en la ciudad de Steelport y corriendo en carreras con carros arrastrados por tipos vestidos con indumentarias sadomaso de cuero y látex que parecen sacadas de una noche salvaje en La Ostra Azul. En poco más de media hora Saints Row: The Third se declara tan variado como poco sutil, y te demuestra que sus creadores no se han impuesto ningún tipo de límite moral a la hora de mostrar las situaciones más excéntricas que puedas imaginar en tu pantalla. Blue Oyster Seal of Approval. Estas primeras horas de juego sirven como tutorial para la ingente cantidad de opciones que tienes a tu disposición en este alocado mundo, y también para que te acostumbres al control a pie y en los vehículos, bastante más pulido y accesible que el de sus antecesores. Cuando menos lo esperas, sin embargo, una nueva facción (los S.T.A.G.) entra en juego y la acción da un giro considerable con la introducción de nuevas armas más potentes y vehículos futuristas. Es en esa variedad y ganas de hacer algo diferente donde reside el verdadero encanto del juego. Es un sandbox, pero durante las horas que estuve jugando con él no mostró los síntomas habituales del género, como el tedio del free roaming o la sensación de estar perdiendo el tiempo. Siempre encuentras algo nuevo que hacer o que te haga esbozar una sonrisa, ya sea dando palizas a los transeúntes a base de llaves de lucha libre, mientras sus conciudadanos te hacen fotos y te piden autógrafos, o disparando a pandilleros con unos pulpitos que se enganchan a sus cabezas y les hacen explotar tras unos segundos de baile descontrolado. El mimo que tiene esta tercera entrega se aprecia en detalles como el completo editor de personajes, intuitivo pero infinito en opciones, y la variada y extensa banda sonora o el completo editor de personajes. Al igual que en los Grand Theft Auto, al entrar en los vehículos de Saints Row: The Third podemos escoger una de las diferentes emisoras de Steelport, cada una de ellas dedicada a un género en concreto. Las hay de hip hop, de rock de los 70 y 80, de música clásica, de electrónica o incluso de reggeaton, con el añadido de una práctica opción que permite seleccionar tus canciones (todas licenciadas) favoritas de cada una para generar una mixtape a tu gusto, en la que pases de escuchar Kanye a Mastodon, para luego saltar a Digitalism y acabar con un poco de Mozart. Hay amor incluso para los segueros resentidos como Pep. Ellos más que nadie recordarán The Club, aquel título publicado por SEGA hace tres años que pasó bastante desapercibido por las tiendas. Cuando juegas a las misiones del Profesor Genki en SRTT es casi imposible no pensar en la obra de Bizarre Creations, con ese frenético ritmo a contrarreloj mientras eliminas a los estridentes enemigos, aumentas tu multiplicador de puntuación y evitas las diferentes trampas repartidas por el escenario.

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